Ayer tuve el privilegio de asistir a la presentación de las nuevas añadas de vinos ecológicos en Bodegas Corral. Para la ocasión se inauguró su nueva terraza con espectaculares vistas al viñedo y donde Carlos Rubio, gerente y enólogo de la bodega, nos habló de sus 3 nuevos vinos: Don Jacobo Tempranillo Blanco Ecológico 2019, Don Jacobo Tempranillo Ecológico 2019 y Don Jacobo Crianza Ecológico 2017.
La andadura ecológica de Bodegas Corral comenzó en 2017, y ahora en 2020 recogen todos los frutos y el trabajo realizado, siendo el primer año en que todos sus vinos son 100% ecológicos. Por ello en todas las etiquetas de estos vinos, han querido hacer un homenaje a sus orígenes de Sojuela introduciendo mariposas que representan la biodiversidad de su paisaje.
La cata comenzó con Don Jacobo Tempranillo Blanco Ecológico 2019. Este vino monovarietal, está elaborado con esta uva tan especial, que viene de una mutación de la Tempranillo Tinta. Con ella se obtienen vinos blancos más complejos e intensos que con la clásica Viura. Tiene un color amarillo limón intenso con ribete verdoso, y en nariz se aprecian aromas de pera, melocotón y cítricos. En boca es potente y elegante, con un final largo y muy frutal.
Tras este blanco llegó Don Jacobo Tempranillo Ecológico 2019. Este fue el primer vino ecológico que se realizó en la bodega, y con esta añada 2019 han conseguido un vino mucho más pulido y redondo. Para terminar de domarlo, tiene una crianza de 3 meses en barrica nueva de roble americano, que le dan una estructura y unos matices muy característicos. Tiene un color rojo cereza con ribete morado, y en nariz destacan las notas de fruta roja como la mora o la frambuesa, junto a suaves aromas de crianza. En boca es sabroso y potente, aunque con algunos meses más de reposo en botella será todavía más equilibrado.
Por último terminamos con Don Jacobo Crianza Ecológico 2017. Se trata de un coupage al 50% de las variedades Tempranillo y Graciano, que representa la mezcla perfecta entre los vinos de la Rioja Alta y la Rioja Baja. También lleva crianza en barrica nueva de roble americano, y en copa vemos que tiene un color rojo cereza cubierto. En nariz encontramos notas de fruta y chocolate, pero también matices de hierba fresca propios de la variedad Graciano. En boca es un vino redondo, cálido y pulido. Un gran vino para terminar una gran tarde.
Y todo acompañado de unas tapas a la altura de los vinos, como un bacalao con gelatina de piparras, un níspero con anchoa del cantábrico o un espectacular carpaccio de Wagyū. Porque el vino y la gastronomía van de la mano, y juntos hacen que la experiencia sea aún más completa y gratificante.
Un evento excepcional con 3 vinos excepcionales, que seguro que darán mucho que hablar en el panorama enológico de los próximos años. Desde aquí les deseo todos los éxitos y toda la suerte del mundo. ¡Salud!