Carlos Latre (Castellón, 1979) es uno de los actores cómicos más populares de nuestro país, y con permiso de otros compañeros, el mejor imitador de voces y personajes. Un comodín que actualmente es miembro del jurado en «Tu cara me suena» de Antena 3, entre muchos otros proyectos. Lo que quizá no sabe todo el mundo es su afición por el vino, que ha compartido en esta Mini-Entrevista con nosotros.
BRIAN HALLETT para CHOCRON JOYEROS
¿Cuándo empezó tu afición al vino?
Casi te diría que con mi mayoría de edad. Independizarme, comenzar mi andadura profesional y empezar a tomar el gusto por el mundo del vino fue casi a la vez. Ya entonces me empecé a interesar por catas, pequeños cursos, conocedores del mundo vitivinícola… poco a poco me inicié y digo que aún me estoy iniciando… Este mundo es un conocimiento constante y diario.
¿Cuál es tu momento ideal para tomar un vino?
Imposible responder a esa pregunta. Cada vino tiene su momento y su ocasión. Y el vino hace el momento. Hay vinos para disfrutar a solas, de forma relajada y completa. Vinos para tomar en una buena cena con amigos, caldos de celebración íntima y de festividad colectiva. Vinos previos a la cena, posteriores, de tarde, de aperitivo… Son como la música, hay uno para cada estado de ánimo.
¿Eres más de blanco, de tinto o de cava?
Me gustan todos. Sinceramente doy rienda suelta a lo que me pide el cuerpo. Un buen tinto nunca falla y los blancos son quizás más para épocas estivales o momentos más puntuales. Pero no renuncio a probar y tomar cualquier tipo de vino nunca.
¿Cuál o cuáles son tus vinos favoritos?
En tintos me quedo con garnachas viejas, los Pinot Noir y los Syrah pero tampoco renuncio a un buen tempranillo español. Para blancos me decanto por los Chardonnay y los Riesling…¡hay tantos por descubrir!
¿Tu último descubrimiento?
Pues mira, fue justo el pasado sábado. Celebraba mi cumpleaños en el maravilloso Celler de Can Roca, en buena compañía y en las mejores manos (las de los hermanos Roca). Fueron ellos, a través del sommelier Carles Aymerich quienes me sorprendieron y emocionaron invitándome a degustar un Imperial del año 1979, el año en que nací. Fue un momento único y un descubrimiento inolvidable.